Actualidad del Observatorio Español de la Economía Social

30/06/2011

La mayor fortaleza de las empresas de Economía Social facilita su acceso a la financiación

La Economía Social son empresas de personas en las que el capital lo aportan los socios, por lo que tradicionalmente una de sus dificultades ha sido el acceso a financiación. Sin embargo, y como se puso de manifiesto en el primer encuentro transfronterizo sobre Instrumentos Financieros para proyectos de Economía Social y Solidaria, celebrado los días 15 y 16 de junio en Navarra, el hecho de que sean empresas muy arraigadas en el territorio, y con un mayor índice de supervivencia, se está transformando en un elemento positivo a la hora de obtener avales o acceder a capital riesgo.

Según se informa desde el Observatorio Vasco de la Economía Social y otras plataformas de información vascas, el encuentro fue organizado por la Red Transfronteriza de la Economía Social y Solidaria, denominada Proyecto TESS, una iniciativa de cooperación para reforzar el papel de la Economía Social en el desarrollo social y económico en el territorio transfronterizo de Navarra, Aquitania y País Vasco.

La Red está integrada por ANEL (Asociación Navarra de Empresas Laborales), que lidera el proyecto; KONFEKOOP, Confederación de Cooperativas de Euskadi, y CRESS Aquitaine, Chambre Régionale de l´Économie sociale et solidaire d´Aquitaine.

Según Iñaki Nubla, de la sociedad de capital riesgo vasca Hazilur, que tiene por objetivo fomentar el desarrollo de empresas en zonas rurales, “los proyectos de cooperativas son más fiables, es más difícil que fracasen, están más ligados al territorio y tienen una base societaria muy fuerte”. De ahí que indicara que, en su caso, suelen aportar hasta un 25% más de capital si la iniciativa es una cooperativa.

Para Diana López de Burgo, que presentó el fondo de capital riesgo navarro START-UP, que invierte en proyectos innovadores, el carácter de los mismos supone asumir la posibilidad de que no salgan adelante, a pesar de los estudios de viabilidad. “Son proyectos semilla, de carácter tecnológico, que están en fases muy iniciales es el momento en el que hay un mayor riesgo”. El fondo, centrado en Navarra, invierte entre 36.000 euros y un máximo 400.000 euros. Su porcentaje máximo de acciones no supera el 45% porque buscan ser siempre “un asociado minoritario”.

Por su singularidad destaca en el País Vasco francés Herrikoa, un fondo de capital riesgo “popular, solidario y de proximidad”. Una iniciativa que nació en 1980, y cuyo nombre en euskera significa “del lugar, del territorio”. Se trata de una sociedad anónima “fruto del análisis de la situación concreta de Iparralde, en un momento de paro creciente, éxodo de los jóvenes y en el que las empresas más importantes tenían sus centros de decisión fuera de nuestro territorio”, explicó su presidente Pierre Mendiboure.

El eslogan de Herrikoa, que no ha variado en sus más de treinta años de vida, es “vuestro dinero va a crear empleo aquí”. Precisamente, una de sus características es la participación con aportaciones de todo tipo de ciudadanos y empresas. Este capital riesgo financia cualquier tipo de empresas, pero es el único que también lo hace a cooperativas. Actualmente están presentes en 50 cooperativas, con “2,5 millones de euros invertidos en nuestro minúsculo territorio”. Como un efecto de la crisis son los propios bancos los que prescriben ahora a Herrikoa “como elemento de garantía”.

Una sociedad de garantía recíproca para la Economía Social

Oniarri es una sociedad de garantía recíproca vasca, que nació para avalar a las empresas de Economía Social en sus necesidades de financiación. Recientemente ha adquirido la potestad de extender sus actividades al resto del Estado y a empresas con otras bases societarias.

Su directora general, Elena Zarraga, aportó el dato que si a principios de la crisis se presentaban a los concursos trimestrales de acreedores 250 empresas (de todo tipo de base societaria), actualmente se han alcanzado ya las 1.870, “lo que aumenta la percepción del riesgo por parte de las entidades bancarias”.

De ahí que su función sea más necesaria que nunca, ya que sus avales se dirigen tanto a préstamos, a leasing, como técnicos para aquellas empresas que vayan a acceder a un concurso público. Si bien al principio de su actividad avalaban sobre todo inversiones a largo plazo.

El encuentro sirvió también para conocer otros instrumentos financieros novedosos, como el proyecto de Banca Ética Fiare, y su entidad homóloga Nueva Economía Fraternal.

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